Una
célula (del
latín cellula, diminutivo de
cella, ‘hueco’)
[1] es la unidad
morfológica y
funcional de todo
ser vivo. De hecho, la célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo.
[2] De este modo, puede
clasificarse a los organismos vivos según el número de células que posean: si sólo tienen una, se les denomina
unicelulares (como pueden ser los
protozoos o las
bacterias, organismos microscópicos); si poseen más, se les llama
pluricelulares. En estos últimos el número de células es variable: de unos pocos cientos, como en algunos
nematodos, a cientos de
billones (10
14), como en el caso del
ser humano. Las células suelen poseer un tamaño de 10
µm y una masa de 1
ng, si bien existen células mucho mayores.
La
teoría celular, propuesta en
1838 para los vegetales y en
1839 para los animales,
[3] por
Matthias Jakob Schleiden y
Theodor Schwann, postula que todos los organismos están compuestos por células, y que todas las células derivan de otras precedentes. De este modo, todas las funciones vitales emanan de la maquinaria celular y de la interacción entre células adyacentes; además, la tenencia de la
información genética, base de la
herencia, en su
ADN permite la transmisión de aquella de generación en generación.
[4]
La aparición del primer organismo
vivo sobre la
Tierra suele asociarse al nacimiento de la primera célula. Si bien existen muchas hipótesis que especulan cómo ocurrió, usualmente se describe que el proceso se inició gracias a la transformación de moléculas inorgánicas en orgánicas bajo unas condiciones ambientales adecuadas; tras esto, dichas
biomoléculas se asociaron dando lugar a entes complejos capaces de autorreplicarse. Existen posibles evidencias
fósiles de estructuras celulares en rocas datadas en torno a 4 o 3,5 miles de millones de años (giga-años o Ga.).
[5] [6] [nota 1] Se han encontrado evidencias muy fuertes de formas de vida unicelulares fosilizadas en microestructuras en
rocas de la formación
Strelley Pool, en
Australia Occidental, con una antigüedad de 3,4 Ga. Se trataría de los
fósiles de células más antiguos encontrados hasta la fecha. Evidencias adicionales muestran que su
metabolismo sería
anaerobio y basado en el
sulfuro.
[7]
Existen dos grandes tipos celulares: las
procariotas (que comprenden las células de
arqueas y
bacterias) y las
eucariotas (divididas tradicionalmente en
animales y
vegetales, si bien se incluyen además
hongos y
protistas, que también tienen células con propiedades características).